domingo, 22 de febrero de 2015

LA IGUALDAD A TODA COSTA Y A TODO COSTE

Como mujer, reconozco que demasiado a menudo me siento agredida por tantas y tantas visiones simplistas y peyorativas hacia mi condición , lo puedo ver y percibir cada dia. Anuncios degradantes, comentarios sexitas y un largo etcétera que me hacen tener la sensación de que esta desigualdad  va a tardar mas de un milenio en corregirse. Mi supuesta labor de mujer hacendosa, amante, dedicada ,empleada a tiempo extra completo en mis quehaceres personales y sociales me abruma, porque mi corazón y mi mente no se encuentran acordes con el rol social que se me impone. Ni por asomo me parezco a esa señora que con cinco o seis churumbeles y escoba en mano es capaz de mantener un hogar impoluto a la par que a sus hijos extremadamente aseados y repeinados y sus deberes perfectamente terminados. Yo soy imperfecta, muy imperfecta. No, no llevo la escoba pegada con loctite, ni mi casa rezuma a olor de flores y campo,  y con todo eso ,mi hijo (que aseado y peinado) viste de chándal los domingos se a ciencia cierta que es feliz, muy feliz. Mi casa esta llena de folios, apuntes, carpetas y sueños, sobre todo de sueños, porque sueño todos los días con ser lo que quiero ser , solo eso, no sueño con altas responsabilidades, no sueño con cometidos imposibles, solo sueño con el hecho de que algún día pueda convertirme en lo que quiero ser: maestra, madre, amiga y sobre todo persona.
Aunque claro, también me pregunto si en nuestro intento por llegar a esa tan ansiada igualdad no se nos estará yendo un poco la situación de las manos.
Y prefiero explicarme.
No creo que para conseguir equiparar derechos de hombre y mujer, debamos de caer en el tópico
 de que la igualdad se logra al 50% o de que la violencia de genero se soluciona erradicando la violencia machista, menuda sandez, menuda chorrada. Creo que como seres inteligentes que somos deberíamos de darnos cuenta de que esa visión tan simple nos hace caer en la trampa de volver a crear aquello que tanto detestamos, una nueva desigualdad de genero; una desigualdad que yo no quiero ni deseo, porque a la equidad se llega por otros caminos, no se llega quitándole derechos al vecino.
Me parece vergonzoso que no exista un mecanismo de defensión hacia un padre y que hacia una madre los mecanismos salten en microsegundos existan pruebas o no. Me parece denigrante y una ofensa hacia un hombre o un padre, pero sobre todo hacia esos hijos que deseando elegir la opción paterna por sentimiento y hasta a veces por seguridad, se tienen que atar a la opción materna por imposición, por ley, sea como sea esa madre y tenga los hábitos que tenga. Porque si, existen padres amantísimos de sus hijos que lo han dado todo por ellos, y sí, existen madres que  solo lo son por el hecho biológico de serlo, pero no de ejercerlo. Y es que es en esto en lo que tenemos que buscar la igualdad, aunque sus consecuencias puedan no gustarnos, la igualdad es eso, aceptar que todos somos iguales y que tenemos los mismos derechos. Muchos padres se encuentran solos, totalmente solos, solos contra la sociedad y contra un entramado jurídico y social que por defecto presume que la madre es la mejor opción, cuando todos sabemos que esto no es siempre así. Pues bien, yo quiero ser eso, maestra, madre, amiga, mujer y persona pero no por encima de nadie, lo quiero ser por merito propio , sin menospreciar a nadie. He de ser consecuente con mis ideas y con mi moral, esa que me me hace retorcerme de rabia cuando veo la publicidad sexista, esa moral debe hacerme también saltar de rabia cuando compruebo que existe una ley que no contempla ni por asomo que una mujer pueda ser autora de maltrato de genero, de que una mujer no pueda ser maltratadora de un hijo con el agravante del abuso de poder (tanto manual por ahí y que no sirve para nada), de que todos debemos de salir a la calle a poner en valor a las victimas del maltrato pero que nos hace ponernos una venda en los ojos o mirar hacia otro lado cuando la victima es del otro genero, o cuando el maltratador es maltratadora. Señoras y señores, la igualdad se consigue con la actitud, con la valía, con la realidad por encima de todo. La igualdad se consigue, no se impone.

jueves, 17 de julio de 2014

VEINTE MAS VEINTE.....


                Con mis 20 años en cada pierna , que ahí es nada, voy cambiando posturas, postureos y afanes varios.

                Y es que aunque suene a topicazo, la edad, la experiencia, las vivencias van minando la persona pero también, pese a los palos, van puliendo personalidad, esa personalidad que tanto nos cuesta sobrellevar a veces  porque no suele ser del gusto de todos.

                Pero no es sobre personalidad sobre lo que hablo, es más bien sobre la superación y la adaptación, sobre ser capaz de tropezar una y otra vez pero aun con moratones, saber levantarse del suelo y "tirar palante" como decimos por esta tierra.

                En mi post adolescencia, recién entrada al trabajo y a la vorágine social, mis ganas de triunfo y prosperidad, de aceptar retos para conseguirlos, eran tan grandes que cada día se convertía en una carrera contra el reloj, para llegar a no sé dónde y en no sé cuánto tiempo a ese final de éxito que me habían marcado.

                Pero ya en la cuarentena, casada, con hijo, en paro, con la mente mas gastada, la cosa cambia.

                Después de un sinfín de años trabajando para un vecino incierto y dedicando una pequeña parte de mi intelecto a sus menesteres impuestos, llega el desempleo, el reciclaje, el " qué hago yo aquí y como salgo si ya no me acuerdo de nada".

                Me veo como estudiante novata , tratando de recuperar un tiempo perdido, vivido pero un poco perdido, porque todas aquellas cualidades , aquellas fortalezas que se tenían, se van perdiendo de no usarlas.

                Así que ahora, con libros de primero, con materiales actualizados, volvemos al punto de partida, a la salida.

                Pero aquí entra una variable, que en la veintena no existía, variable importante, tan importante que se hace critica a la hora de superar los obstáculos , la experiencia. Y no me refiero a la experiencia laboral, esa que se coloca en un curriculum vitae. Me refiero a las experiencias vividas, a esas situaciones funestas que a fuerza de pasarlas nos van haciendo más rudos pero más fuertes.

                Hoy, con un intelecto atrofiado pero con más ganas si cabe que hace veinte años, me dispongo a entrar de nuevo en la vorágine , pero esta vez más calmada, con la lección aprendida y sabiendo que volveré a tropezar de nuevo, pero con la piel más curtida y oscura, pero más impermeable.

                Veinteañeros, apartaos, que vuelvo.

sábado, 7 de junio de 2014

RETOMANDO


                Una vez terminados mi exámenes, retomo mi actividad critica, la que no me da de comer pero que me da mucho para aprender. Esa actividad diaria que me hace observar todo aquello que me rodea e ir analizando la idiosincrasia del mundo y de los que viven en el.

                Y es que, aunque pueda sonar un poco pedante, yo soy de las que no se cree la mitad de lo que le cuentan y además se permite el lujo de dudar sobre la otra mitad. Vamos, que me jode que intenten colármela, me jode, y mucho .

                 Adicta a los juegos de Facebook, reconozco que las redes sociales, sirven de mucho para comprobar cuan imbéciles somos todos, y que no se confundan mis palabras, yo me incluyo en la masa, porque sí, yo soy imbécil , lo reconozco.

                Cuando uno se para un minuto a mirar las redes sociales desde arriba, como un todo, uno se da cuenta de cuantos datos pueden aportarle,  tanto de asuntos banales  como de aquellos que no lo son tanto. 
                Aseguro que se puede hacer un estudio sociológico en toda regla con solo chequear  a diario tu muro y el de tus amigos, vaya, y el de los amigos de tus amigos.

                Es terrible ver como creemos firmemente sobre nuestra independencia mental y social y al mismo tiempo estamos totalmente atados a las opiniones y actitudes de los demás. Y no nos damos cuenta, pero no somos libres, para nada. Somos presa fácil y, dependiendo de nuestra afinidad, caeremos en unas garras u otras, pero caeremos, eso seguro. Tengo muy claro que todos tenemos una parte vulnerable, una parte que deja abierto un hueco, y por el van pasando sutilmente informaciones parciales, que nos van arrastrando poco a poco hacia un extremo u otro del espectro de ideas. Tengo claro que hasta el más erudito ha caído en la garras de algo o de alguien y sigue preso de ellas. Y aun sabiendo  que jamás lograre una total independencia psicológica y mental del resto del mundo quiero por lo menos intentarlo, para poder decirme a mí misma, que una pequeña parte de mi no pertenece a la masa.

                Y ahora, me voy a echar una partida de Candy Crush, que me relaja.

                Black Sheep.