Una vez
terminados mi exámenes, retomo mi actividad critica, la que no me da de comer
pero que me da mucho para aprender. Esa actividad diaria que me hace observar
todo aquello que me rodea e ir analizando la idiosincrasia del mundo y de los
que viven en el.
Y es
que, aunque pueda sonar un poco pedante, yo soy de las que no se cree la mitad
de lo que le cuentan y además se permite el lujo de dudar sobre la otra mitad.
Vamos, que me jode que intenten colármela, me jode, y mucho .
Adicta a los juegos de Facebook, reconozco que
las redes sociales, sirven de mucho para comprobar cuan imbéciles somos todos,
y que no se confundan mis palabras, yo me incluyo en la masa, porque sí, yo soy
imbécil , lo reconozco.
Cuando
uno se para un minuto a mirar las redes sociales desde arriba, como un todo,
uno se da cuenta de cuantos datos pueden aportarle, tanto de asuntos banales como de aquellos que no lo son tanto.
Aseguro que se puede hacer un estudio sociológico en toda regla con solo chequear a diario tu muro y el de tus amigos, vaya, y el de los amigos de tus amigos.
Aseguro que se puede hacer un estudio sociológico en toda regla con solo chequear a diario tu muro y el de tus amigos, vaya, y el de los amigos de tus amigos.
Es
terrible ver como creemos firmemente sobre nuestra independencia mental y
social y al mismo tiempo estamos totalmente atados a las opiniones y actitudes
de los demás. Y no nos damos cuenta, pero no somos libres, para nada. Somos
presa fácil y, dependiendo de nuestra afinidad, caeremos en unas garras u
otras, pero caeremos, eso seguro. Tengo muy claro que todos tenemos una parte
vulnerable, una parte que deja abierto un hueco, y por el van pasando
sutilmente informaciones parciales, que nos van arrastrando poco a poco hacia un
extremo u otro del espectro de ideas. Tengo claro que hasta el más erudito ha
caído en la garras de algo o de alguien y sigue preso de ellas. Y aun
sabiendo que jamás lograre una total
independencia psicológica y mental del resto del mundo quiero por lo menos
intentarlo, para poder decirme a mí misma, que una pequeña parte de mi no
pertenece a la masa.
Y
ahora, me voy a echar una partida de Candy Crush, que me relaja.
Black Sheep.